Entrevista Domingo 7/9/2008
Juan Manuel García Ramos (La Laguna, 1949) tiene la rara condición de ser polifacético, lamentablemente cada vez menos valorada en nuestros días. Ya sea en su faceta docente, literaria o política ha logrado destacar de forma notoria. Desde hace más de un lustro guarda como oro en paño las siglas con mayor pedigrí del nacionalismo canario: las del PNC, cuya etapa actual define como "experimental". Su experiencia y capacidad de análisis le permiten expresar sus ideas con tanta independencia como le place, al igual que hace en sus colaboraciones dominicales con DIARIO DE AVISOS.
- Antes que nada y aludiendo a su artículo de la semana pasada: ¿Qué es un ciudadano neto?
"Es un personaje ideado para ese artículo en concreto, y lo defino como aquel que ni entra ni sale en las disputas partidistas, sino que tiene un criterio propio y lo expresa".
- Luego usted no lo es...
"(Sonríe) No me considero como tal porque hasta cierto punto estoy contaminado de mi ideología nacionalista, que no he ocultado nunca. Aunque, desde luego, sigo con mis criterios propios".
- ¿La política canaria actual genera más ciudadanos netos?
"Ojalá que sí, porque ciudadanos que sean capaces de formarse su propio juicio y encima logren expresarlo, suponen un enriquecimiento evidente de la vida democrática".
- Pero ayudaría si acompañase la Educación, que no pasa por sus mejores momentos en Canarias...
"La Educación y la Cultura, desde luego. Sobre todo diría que la Cultura, porque tampoco los diplomas hacen más sabios a los ciudadanos por sí solos. Sin cultura, la persona lo tiene muy complicado para seguir avanzando".
- ¿Y la acción política? Por ejemplo, ¿que aporta el PNC que usted preside y que acaba de celebrar su X Congreso? ¿Cuál es su mensaje?
"Nosotros nos encontramos en un momento que podría definirse como experimental. Tenemos un acuerdo de gobierno con Coalición Canaria hasta la conclusión de esta legislatura; tenemos cargos tanto en la Administración autonómica como en el cabildo y ayuntamientos, y estamos llevando una política de buena vecindad, a la espera de hacer balance al final de la legislatura. Este acuerdo lo firmamos en 2006 como resultado de una conversación que se prolongó un año y que primero se tradujo en un acuerdo ideológico. Ahí se fijaron los objetivos de los dos partidos -PNC y CC- y, como le digo, veremos al final del plazo fijado qué resultado ofrece".
- ¿Qué cambió en aquella Coalición Canaria para que alguien como usted, significado por su crítica a ese partido, pudiera alcanzar con el tiempo ese acuerdo programático?
"Nosotros intentamos un nacionalismo alternativo a Coalición Canaria durante dos elecciones, concretamente en 1999 y en 2003, y nos dimos cuenta que con la actual ley electoral es casi imposible llegar a las instituciones, sobre todo al Parlamento de Canarias. Ante una invitación que nos formuló Paulino Rivero en el verano de 2005, nos sentamos a hablar. Si no había sido posible por una vía, que lo fuera por la otra, siempre y cuando nosotros no dejáramos en el camino nuestros objetivos políticos básicos".
- ¿Y por dónde pasan esos objetivos básicos?
"Pasan por que Canarias es una nación, y por la defensa de un territorio y de una cultura. Y pasa por un control poblacional, por la delimitación de nuestras aguas territoriales, por lo que actualmente se ha traducido como un plan específico de empleo que beneficie a los canarios; por que ese control poblacional vaya unido indisolublemente al control medioambiental, por una policía canaria... En definitiva, estructuras casi de Estado para un territorio que está a muchos kilómetros de distancia del Estado al que pertenece, y que necesita ese estatus especial".
- ¿Uno de los fines últimos de su actividad política es la unidad del nacionalismo canario?
"Coalición Canaria atraviesa un momento muy delicado al tener que decidir ante tres posibilidades. La primera es la inercia; como decía el sobrino del príncipe de Salina en El Gatopardo: ’Si queremos que todo siga como está, es preciso que todo cambie". Otra posibilidad es la insularización, que es la vuelta a las AIC. Y la tercera es dar un paso adelante, que en mi opinión es lo que debería ocurrir en el congreso de Coalición Canaria. Se debe definir bien el modelo político y avanzar hacia la unidad. En plazo, porque no puede ser inmediatamente. Si esa reflexión la hace Coalición Canaria le hará un favor al nacionalismo canario, que es el único nacionalismo posible, porque últimamente se ha contaminado del independentista, que es un debate muy extraño porque están los independentistas canarios influidos por Argelia (llámese Antonio Cubillo), luego están los influidos por Marruecos (también con nombres y apellidos que no voy a dar) y también los que ahora surgen en el periódico El Día".
- ¿Definiría al último de los citados como un independentismo pleitista?
"Respeto a todos los seres humanos y respeto a esa empresa periodística; si El Día mantuviera un debate soberanista lo vería hasta coherente, pero si en ese debate se anatematiza constantemente a una de las Islas Canarias, no me parece demasiado presentable".
- En la herida que rompió CC, hay quien considera que tuvieron más importancia las personas que las ideas.
"Es verdad".
- Siendo tan reciente, esa herida se identifica con los líderes actuales de CC y Nueva Canarias. ¿Deberían dar un paso atrás Paulino Rivero y Román Rodríguez en aras de la unión?
"Están en la obligación de dar ese paso atrás, y estoy seguro que otras personas, como por ejemplo en Nueva Canarias podría ser el alcalde de Agüimes, Antonio Morales, o el de Telde, Francisco Santiago; serían unos interlocutores muy válidos para llevar a cabo un proceso de unidad nacionalista que ellos saben que es tan necesario para ellos como para el resto".
- ¿Puede explicar cómo el PNCreniega del independentismo pero se declara soberanista?
"Nosotros aspiramos a una soberanía del pueblo canario. Y que la gente no se asuste, porque esa soberanía es alcanzable hasta dentro de la Constitución española vigente, concretamente en su artículo 150.1. Simplemente hay que llegar a un pacto con el Estado. Y si el Estado llega a acuerdos como el Estatuto de Cataluña, ¿por qué no pacta un estatus diferenciado y especial con Canarias? Claro, hay que convencer al Estado al respecto, y parece que es difícil con respuestas como la del ministro Rubalcaba al senador Belda sobre la policía canaria, en la que invertía todos los términos del debate".
- ¿De qué inversión habla?
"El nacionalista decía: ’Si usted no puede cubrir las plantillas de seguridad, deme los recursos para crear una policía autonómica’. ¡Porque aquí vienen muchos policías como exiliados, que lo que quieren es volver a su tierra! Y Canarias necesita, con once millones de turistas anuales, una buena seguridad, con profesionales arraigados. Pero Rubalcaba respondía con cierto cinismo y sin entender la cuestión canaria (como sí entienden la vasca o la catalana): ’¿por qué no me dan ustedes el dinero y así pago yo más policías?’. Es un buen ejemplo de que siguen sin entendernos".
- ¿Qué le ha faltado a Canarias, desde el punto de vista histórico y político, para no ser considerada como una comunidad distinta?
"Más que buscar lo que le ha faltado, la respuesta está en lo que le ha sobrado: el pleitismo. Ha faltado la unidad, pero no de fuerzas políticas únicamente, sino la unidad institucional. Y también un liderazgo capaz de representar esa unidad institucional de los canarios. Al fin y al cabo, el pleito es una tradición arraigada desde Viana hasta la división provincial de 1927".
- Por último, ¿que opinión le merece el proceso actual para el reconocimiento como región ultraperiférica de la Unión Europea?
"No me gusta el término, pero si sirve para beneficiarnos... Sería mejor para Canarias un estatus como el de Malta, un miembro nato con cinco eurodiputados, en vez de asimilarnos a Reunión, que está en el Índico. Pero eso no lo vamos a conseguir mañana".