Groenlandia por el sí

Autor: 
Juan Jesús Ayala
Categorías: 
En el camino de la historia

Existen acontecimientos de tan alta relevancia y envergadura que marcan un antes y un después en la situación socio-política de los pueblos. Y me refiero al futuro que le espera a Groenlandia como país que va a ser independiente de Dinamarca.Groenlandia, con una superficie de 2.166.086 kilómetros cuadrados y una población de 56.326 habitantes, dependía de Dinamarca, pero la situación a partir de ahora será diferente dado que un reciente referéndum aprobado así lo decidirá. Y es que ya en su estatuto de autonomía se contemplará el poder ejercer el derecho a la autodeterminación, lo que, tras una participación récord de casi el 72%, fue aprobado por el 75% de los votos, en contra del 25% que dijo no.Este referéndum aprobado tiene la característica, que hace sea exquisito y puramente democrático, de que aunque tiene carácter consultivo, sí hay un acuerdo previo en que se respeta el resultado obtenido. De ahí que aunque tenga que ser refrendado por los parlamentos de Nuuk, capital de Groenlandia, y de Copenhague, la independencia, como parece ser, no tendrá vuelta atrás. Ésta se irá gestando y posicionando en el tiempo y en un periodo de conversaciones entre las partes implicadas que bien pudiera estar consolidada entre 2016 y 2020, en el que Groenlandia se desvincule totalmente de Dinamarca.Es este un ejemplo y un referente a imitar por el gobierno español, con el cual se adecuarían las realidades territoriales a las que se les daría satisfacción y que están dentro del Estado por las razones que sean, y que, poniendo en práctica la voluntad de las mayorías, pretenden e intentan buscar caminos y nuevas rutas a su plena dignificación como sujetos políticos que son.Darles la espalda, como se está haciendo, y hasta demonizando sus actitudes, es poner en peligro las libertades de los pueblos y transitar, los que así pretenden taponar sus voces, por el anacronismo y el autodesprestigio.Cansados estamos de oír que en el espacio político de la Europa de la modernidad era incapaz que se sostuviese que los pueblos que la componen, también pueblos y naciones sin Estado, fueran por la senda de la autodeterminación para confeccionarse el ropaje y la hechura de un Estado como otro cualquiera. El que así pensaba se decía de él que estaba en otra galaxia, que el planeta iba por otro lado. Pues no. Las sociedades deben ir no por donde marquen los que están interesados en desvirtuar la historia y tergiversar posicionamientos geográficos, sino por donde marquen los implicados en esa misma historiaSe ha dicho por pasiva y por activa que el derecho que tienen los pueblos a ejercer su autodeterminación es el más democrático que pueda realizarse, y si se va en su contra es tapujar y bloquear la libertad y condenar a los infiernos a la democracia. El sí de Groenlandia debe, pues, ser motivo de una amplia reflexión.