La última lección

Autor: 
Juan Manuel García Ramos
Categorías: 
Artículos

Serán muchas las necrológicas dedicadas a la muerte de Adán Martín Menis, ex presidente del Gobierno de Canarias, pero ninguna de ellas podrá silenciar la última lección de Adán. La de enfrentar una terrible enfermedad con una entereza y una discreción que lo convirtió en un modelo para todos nosotros. El calvario padecido comenzó en su etapa de vicepresidente del Gobierno y continuó durante su presidencia, pero cuando uno le preguntaba por su salud siempre esbozaba una sonrisa de resignación y miraba al futuro con una fe que no le ha fallado hasta este sábado 9 de octubre, a diez días de cumplir sus 67 años de edad.

Al margen de su dedicación al Ayuntamiento de Santa Cruz, al Cabildo de Tenerife y al Congreso de los Diputados en Madrid, la legislatura de su mandato como presidente (y con José Carlos Mauricio en Economía y Hacienda) tuvo resultados innegables para Canarias que ya en su momento ponderamos: renovación en Europa del Régimen Económico y Fiscal, de la Zona Especial Canaria, del POSEI y de todo lo que significaba para nuestra agricultura y nuestra ganadería; renovación del Régimen Específico de Abastecimientos, del futuro del plátano -hoy de nuevo en precario?, de los fondos estructurales, de la consolidación del turismo; reducción de impuestos en el IRPF, las Sucesiones y Transmisiones Patrimoniales… Nadie podrá negarle esos haberes en su contabilidad de gestión durante 2003-2007, aunque los agujeros negros de la educación y la sanidad deslucieran parte de esos logros.

Los tiempos nos dicen que Canarias es aún una autonomía ilusoria, un pueblo que se resquebraja con demasiada facilidad y frecuencia. Todos los presidentes de la autonomía han luchado contra esa fragmentación emocional y política y todos habrán sentido la lástima de que las cosas no sean como deben ser.

Adán trabajó con ahínco en esa línea y nos dejó algunos resultados significativos para el futuro de nuestra tierra. En su quehacer sí quedó demostrado algo distinto: sus adversarios nunca pudieron serlo del todo. Daba la impresión de que el nombre que le pusieron sus padres al nacer lo dotó de una manera de ir por la vida que impedía que los demás se enfrentaran a él como, por lo común, suelen hacerlo, pese a haberse desempeñado tantos años en la tarea política y en la gestión de muchos asuntos polémicos.

Al margen de todos los balances, Adán ha muerto después de retar a la medicina durante más de una década, creyendo -y enseñándonos? que la vida debemos valorarla y apreciarla cada minuto que pasa. En esa apuesta por la supervivencia contó, durante esos dramáticos años, con una cómplice excepcional: Pilar Parejo, el amor que supo compartir con la misma mesura y exquisitez la gloria y la derrota de la vida.

D.Juan Manuel García Ramos

Presidente Nacional del PNC